La triste historia de un delfín que murió de amor por una mujer

peter y margaret lovatt

Los delfines son animales fascinantes.

Tanto es así que se trata de un animal que a casi todo el mundo le encanta.

Pero quizá, lo que muchos no saben es que se trata de animales capaces de enamorarse de un humano. Increíble, ¿verdad?

Sin embargo, ¡es así! Hoy, te contamos la historia de un delfín que murió de amor por una mujer.

peter y margaret lovatt

Historia de un delfín que murió de amor por una mujer

Todo empezó con un experimento

Un experimento sobre las habilidades comunicativas de los delfines fue el desencadenante de esta triste historia.

El neurólogo John Lilly, pionero en la investigación de los delfines, puso en marcha un proyecto que tenía como objetivo demostrar las capacidades comunicativas de los delfines, intentando que comprendieran nuestro lenguaje.

Los delfines son animales capaces de realizar gran número de sonidos: silbidos, chasquidos y sonidos de frecuencia modulada que utilizan para comunicarse entre ellos.

Y estos sonidos se producen de una forma muy similar a cómo nosotros empleamos nuestras cuerdas vocales.

Bien, pues corría el año 1964 cuando Lilly se planteó enseñar a estos cetáceos a hablar como los seres humanos. La clave, la que el neurólogo planteaba, era utilizar para lograrlo los mismos mecanismos con los que los niños asimilan el lenguaje.

Suena interesante, ¿verdad? De hecho, era tan interesante que el proyecto fue financiado por la NASA, así que él en un laboratorio en las Islas Vírgenes que recibía el nombre de “Casa del Delfín“.

Casa del Delfín fue creada especialmente para llevar a cabo este experimento y se trataba de un laboratorio que se encontraba semi hundido, cubierto con agua, de manera que el delfín escogido, llamado Peter, pudiera nadar.

Pero también contaba con una parte seca, para que Margaret, la colaboradora de Lilly que llevó a cabo el experimento, pudiera descansar.

Así, ambos podían convivir de manera que el delfín mantenía un contacto permanente con el lenguaje, tal y como ocurre con los niños.

A medida que fue pasando el tiempo, Peter comenzó a aprender a hablar, llegando a pronunciar palabras como «hello», «one» o «ball».

Pero, impredeciblemente, el delfín se enamoró

En un principio el experimento se desarrolló con normalidad.

Sin embargo, algo cambió de forma imprevista y Peter comenzó a comportarse de una manera inesperada, cortejando a Margaret.

Peter comenzó a mordisquear suave las piernas de Margaret.

Pero todo comenzó a ir a más, Peter tenía un comportamiento cada vez más agresivo… A tal punto que Margaret tenía que defenderse.

El delfín quería estar con Margaret. La propia profesora llegó a explicar que a Peter le gustaba frotarse contra sus piernas o sus manos.

Y cuando los impulsos del animal impedían que el experimento siguiera su desarrollo, ella optó por dar placer al animal.

Margaret no lo veía como un acto sexual, solo una parte más de Peter. Algo así como una picazón que para que desapareciera y poder continuar con las lecciones había que rascar. Así lo llegó a explicar.

Sin embargo, el veterinario que cuidaba de Peter aseguró que “el delfín estaba locamente enamorado de ella“.

El experimento se convirtió en escándalo

Una revista de contenido para adultos sacó a la luz la historia relatándola desde una perspectiva sexual. Y es así como este experimento, al ver la luz pública, se convirtió en un escándalo.

La polémica hizo que se suspendiera la financiación del proyecto y Peter fue trasladado a otra sede situada en Miami.

Poco tiempo después, el delfín se suicidó. Sí, así como lo lees, Peter dejó de respirar voluntariamente, así es como se suicidó.

La respiración de los delfines es diferente a la de los humanos, no respiran de manera automática, sino que lo hacen de manera consciente.

Cada respiración es un esfuerzo que el delfín realiza de forma consciente. Y los veterinarios aseguran que, si la vida se vuelve difícil, el delfín puede dejar de respirar.

Poco tiempo después, el delfín se suicidó, dejando de respirar voluntariamente. Los delfines no poseen una respiración automática como los humanos, sino que deben realizar un esfuerzo para mantener esta acción.

Así es como acabó esta historia de amor nada habitual. De manera trágica y triste.