SOS mi gata ha estornudado!

Nuestras mascotas son nuestros bebés y basta que uno de ellos tosa para que ya estemos en un sin vivir, ¿llamo al veterinario? ¿me la llevo a urgencias? Ahora llega ya el invierno, las temperaturas bajan y todos, humanos y animales acabamos notándolo en forma de resfriados e, incluso en otoño, sufrimos alguna que otra alergia. Pero ahora bien, ¿debo preocuparme si mi gato estornuda? Siempre diremos que más vale prevenir, y una consulta al veterinario nunca está de más, ellos están ahí para eso, pero de entrada, no alarmarse, un estornudo puede deberse a muchos motivos.

¿Qué se esconde tras un estornudo?

Detrás de un estornudo puede esconderse una reacción alérgica, por ejemplo, al fuerte olor de un perfume, o algún agente irritante, un acto reflejo defensivo, si por ejemplo, tu gato ha respirado polvo, un simple resfrío, o algo más grave, como una neumonía.

Cuando un gato estornuda una vez, no hay motivos para preocuparse. Pero si vuelve a estornudar más tarde, deberemos atender a las señales del animal. Analiza si le has cambiado la marca de la arena, si has variado su manta o sus juguetes, o si has usado un producto de limpieza diferente, pues tal vez se deba a una reacción alérgica.

Los gatos también estornudan cuando tienen un abceso dental. En este caso, una consulta veterinaria puede solucionar el problema. Vigila su boca, así como que sus glándulas no estén hinchadas y que no eche sangre por la nariz, boca, ni en sus heces u orina.

Si es un resfrío, manténla calentita durante veinticuatro horas. Si continúa,  llévala al veterinario, más vale prevenir que curar.