Quienes convivan con un hurón, deben tener en cuenta un tema que resulta fundamental para su desarrollo y que, de descuidarse, puede acarrear a nuestra mascota graves problemas de salud. Se trata del fotoperiodo. Y es que, aunque los humanos somos animales que hemos ido perdiendo esa costumbre, los hurones, como animales fotoperiódicos que son, rigen sus funciones vitales por las horas de luz y de oscuridad.
Si el hurón vive en un permanente estado de luminosidad, su organismo no podrá fabricar melatonina, una sustancia que controla su nivel hormonal, y cuyo déficit puede derivar en graves problemas médicos como la hiperplasia de las glándulas suprarrenales, o lo que es lo mismo, trastornos en el desarrollo sexual que, en ocasiones más graves, puede provocar arritmias cardíacas y deshidratación, e incluso cáncer.
Precauciones
En la naturaleza, el hurón se esconde en su madriguera y el sol le sirve como reloj a su propia biología. Pero, ¿qué ocurre con los hurones que viven en una casa? La luz aunque no nos demos cuenta, permanece alterando nuestros ritmos por todas partes: no sólo la luz eléctrica, también la televisión, los ordenadores, etc.
Para paliar esta luminosidad constante, procura tener una funda o una manta para la jaula de tu hurón, cuidando, eso sí, que pueda respirar. Otra opción es ponerles cajas, casitas, cubos o tubos a modo de cueva para su descanso. También es útil bajar las persianas del lugar donde se encuentre.
El hurón necesita entre unas 12 y 16 horas seguidas de oscuridad total, con independencia de que duerman o no.