La hora del baño es un aspecto fundamental para el cuidado de tu mascota, especialmente si vive dentro de casa. Vas a ayudarlo a mantener una higiene adecuada y también contribuirás con la higiene doméstica, ya que evitarás que el mal olor se quede impregnado en las telas (como en el sofá, si tu perro se tumba cuando no lo ves) o que el animal ensucie sin querer. ¡Si vienen invitados por sorpresa no te dará vergüenza que acaricien a tu perro!
En lo que respecta a la frecuencia, eso depende mucho del perro también. Lo mejor es que consultes con tu veterinario de confianza para saber qué es lo que más conviene por su tipo de pelo, su piel, el tiempo que dedica a hacer actividades (como jugar en el jardín cerca de la piscinas Bestway o dar paseos largos), el tamaño, etc.
Consideraciones a tener en cuenta:
Utiliza champús especiales. Una vez más, si no sabes cuál es el más apropiado para tu perro, pregunta a tu veterinario. Él te podrá resolver la duda y, además, aconsejarte sobre si necesita uno que contenga antiparásitos. Recuerda que no tienen el mismo tipo de piel que la de un humano.
Controla la temperatura del agua. Lo ideal es que lo bañes con agua tibia empezando por la nuca. En invierno, pónsela un poco más caliente, pero siempre comprueba antes en tu piel que puedes soportarlo sin molestias.
Cuidado con los ojos y las orejas. Sé delicado a la hora del baño y procura cubrir sus orejas y sus ojos para que no le entre agua. Esto podría molestarlo, pero no sólo eso: en el caso de las orejas, podría derivar en una otitis que os acabaría importunando a ambos.
Empieza a secarle por la cabeza con una toalla o secador, así tendrá menos ganas de sacudirse. De todas formas, lo mejor es, si hace sol, sacarlo a la calle o al jardín, ellos te agradecerán ese momento de calidez.
Cepilla a tu perro de vez en cuando. Si haces esto, el propio sebo natural que segregan te ayudará a mantenerlo limpio. Consulta a tu veterinario cuál cepillo es el más idóneo ya que, como en todo, existen varios tipos.