Los gatos son animales resistentes y con capacidades de adaptación que no se pueden menospreciar, a pesar de esto, la piel de los felinos es muy sensible y puede verse expuesta a una serie de enfermedades, infecciones o alergias si no recibe el cuidado adecuado. Entre las diferentes patologías que pueden afectar la piel de los gatos, las más frecuentes son las siguientes:
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1. Dermatitis felina
La dermatitis en los gatos puede deberse a diferentes motivos que son categorizados, al igual que otros problemas de la piel, en enfermedades infecciosas o no infecciosas.
Las causas infecciosas más comunes de dermatitis son los parásitos internos y externos (garrapatas, ácaros), así como infecciones bacterianas o fúngicas. En el caso de las no infecciosas, las causas más comunes son alergias a ciertos alimentos, animales, sustancias en el ambiente o materiales (alergia al plástico por ejemplo), daño solar, contacto con químicos, heridas, estrés, trastornos como hipertiroidismo, entre otros.
Debido a que las causas de la dermatitis son tan variadas, su diagnóstico y tratamiento requieren de una serie de pruebas de descarte por parte de un veterinario para poder dar con la causa exacta. Las dermatitis en gatos más frecuentes son la de contacto, la de alergias a pulgas o alimentos, y la de “cola”.
2. Quemaduras de sol
Los gatos, sobre todo aquellos de pelaje claro, con albinismo o con escaso pelo, son extremadamente propensos a las quemaduras por exposición solar, siendo esto una de las principales causas de cáncer de piel en los felinos. Las horas de especial vulnerabilidad son entre las 10 a.m y las 2 p.m, en este punto no se recomienda dejar salir a la mascota, incluso si su pelaje no es claro o tiene pelo en abundancia.
Las quemaduras provocadas por el sol suelen presentarse en diferentes grados dependiendo del tipo y el tiempo de exposición, pudiendo las más graves provocar fiebre, deshidratación o golpes de calor en el animal.
3. Absceso
Los abscesos en la piel de los gatos suelen ser provocados principalmente por peleas con otros gatos o animales, sobre todo cuando han recibido una mordedura o herida profunda. Si la herida no es tratada con tiempo, esta puede derivar a un absceso que se caracteriza por ser una dolorosa acumulación de pus en las capas más profundas de la piel.
Los abscesos y cualquier herida en general, deben ser tratados apropiadamente, ya que un mal cuidado de estos puede exponer al felino a problemas mucho mayores a causa de bacterias que puedan ingresar o que se encuentren en la zona afectada, llegando en ocasiones a un desenlace trágico para la vida de la mascota.
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