Mala fama tienen los pobres gatos con esa creencia errónea de que nos transmiten enfermedades.
En realidad, solo es contagiosa la toxoplasmosis, una enfermedad parasitaria que afecta a un gran número de especies de sangre caliente.
Los gatos y otros felinos pueden adquirir este parásito al comer carne cruda procedente de otros animales.
Y es que los anfibios, los peces, los reptiles, las aves y otros mamíferos actúan como huéspedes intermediarios.
A pesar de ser muy común, clínicamente no produce grandes males, y normalmente no presenta síntomas importantes. Aún así, es conveniente que pongamos todo de nuestra parte para evitar su aparición en nuestro felino, proporcionándole alimento en buen estado y manteniendo su higiene al día.
Cómo es la toxoplasmosis?
Al ingerir el gato el alimento contaminado, los organismos parasitarios se reproducen en el intestino, y los huevos se eliminan por materia fecal. Esta eliminación se produce sólo durante una o dos semanas, y únicamente la realiza una vez en su vida.
Recién expulsados, estos huevos necesitan de uno a tres días para ser infecciosos. Por esta razón, y también por la afición de los gatos a permanecer limpios en todo momento, no resulta peligroso el contacto directo con ellos.
Los únicos grupos de riesgo son las personas inmunosuprimidas o mujeres embarazadas que tuvieran contacto, por primera vez, con el parásito durante la gestación. Sin embargo, cualquier riesgo de contagio se elimina con una buena higiene.