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Los gatos son animales únicos, llenos de una belleza y elegancia singular, y como no, llenos de curiosidades. No es nada raro encontrar a un minino tomando el sol, brincando de mueble en mueble o incluso verlo en plena siesta sobre la nevera, este último es bastante conocido por los amantes de los gatos. Después de todo ¿Por qué los gatos aman las Alturas? Para esta pregunta no existe una única respuesta y puede variar de felino a felino, pero sin duda sus motivos son tan particulares como ellos.
La relación de los gatos y las alturas: 4 motivos principales
Los gatos poseen bastantes costumbres y comportamientos curiosos para los humanos, cada uno de ellos impulsados por un motivo diferente que puede ir desde el querer sentirse protegidos, hasta por aburrimiento. La predisposición de los gatos a andar en las alturas no es una excepción a esta regla, y sus principales motivos son los siguientes:
1. Por naturaleza
Las alturas siempre han sido unas buenas aliadas para muchos mininos, sobre todo en lo relacionado con la caza, el camuflaje y el entretenimiento. Los lugares altos como los árboles, son una excelente base de operaciones para los felinos, de la misma manera en que lo son los estantes, la nevera ¡y hasta la cabeza del vecino!
2. Superioridad y dominio
Este motivo se da principalmente cuando hay varios gatos conviviendo en un mismo hogar, pues para los felinos y otros animales, el ubicarse en un lugar alto es una muestra de dominio por sobre los demás miembros de la casa. Por lo que este comportamiento felino es un claro intento de decir “aquí el rey soy yo”.
3. Un lugar acogedor
A pesar de lo que se puede pensar por su pelaje, los gatos son animales sensibles al frío, por lo que nunca pierden la oportunidad de buscar un lugar acogedor en las alturas que les proporcione calor, en especial el que proviene de la calefacción.
4. Miedo y ansiedad
No es raro que el gato, al sentirse amenazado, busque refugio en las partes más altas de la casa, sobre todo cuando se trata de ruidos fuertes, otros animales y niños. En estos casos el gato puede sentirse vulnerable ante lo que él cree es un agresor, lo que en algunas ocasiones lo llevará a mostrar nerviosismo o agresividad hacia los demás miembros de la familia.
Este comportamiento es algo natural en los gatos, por lo que nunca es recomendable ponerles obstáculos o castigarlos para que dejen de hacerlo, en especial cuando se trata de algo inofensivo para ellos, ya que esto solo podría generarles estrés o confusión.
En caso de que se encuentren en un lugar en el que este en riesgo su vida, lo mejor es agarrarlos con cuidado y llevarlos a un sitio seguro donde no puedan acceder con facilidad a la zona en cuestión.
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