La elección de llevar un pez al hogar es una tarea delicada, no solo por cómo este se va a adaptar a su nuevo entorno, sino también por cómo afectará su inclusión a los otros inquilinos del acuario.
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Esta preocupación se debe a las enfermedades que puede adquirir el pez mientras está en la tienda o criadero, o durante su captura y traslado a un nuevo lugar.
Los peces son animales sensibles que pueden verse vulnerados a diversas patologías si no se les da un cuidado adecuado, o si se encuentran bajo un estrés constante.
Esto hace de la observación, atención y curiosidad unas herramientas invaluables a la hora de comprar un pez y mantenerlo.
Sin embargo, es importante tener conocimientos previos de cómo puedo saber que un pez está sano antes de comprarlo.
Evidencias externas
El primer encuentro con el pez puede proporcionarle a la persona muchas pistas sobre su estado de salud.
Y es que a pesar de que algunas enfermedades no muestran síntomas externos, otras sí lo hacen e incluso de una forma notoria.
Ojos hinchados, un color apagado en comparación a sus semejantes, puntos blancos en el cuerpo, respiración agitada, aletas deshilachadas o fracturadas; son unas de las evidencias más comunes de enfermedad en los peces.
Para detectar cualquier anomalía física con facilidad, la persona puede comparar el estado externo del pez con otros de su misma especie, o informarse con antelación sobre las características físicas del pez que desea adquirir.
Comportamiento e interacción con otros peces
La interacción y comportamiento del pez con todo lo que lo rodea es un indicio vital para conocer su estado de salud.
Cada pez posee una personalidad propia y un patrón de comportamiento acorde a su especie, razón por las que se encienden las alarmas cuando este empieza a comportarse de manera inusual.
Las interacciones sociales, de acuerdo a las características del pez, son una gran fuente de información.
Si el pez convive con un cardumen por naturaleza, pero en el acuario se le ve apartado de ellos, existe un problema; de la misma manera ocurre cuando un pez se tropieza con otros peces u objetos, así como el nadar en dirección vertical en vez de horizontal.
Sumado al mostrarse más agresivo, temeroso o aletargado a lo que sucede a su alrededor.
Alimentación y defecación
Observar al pez, comer o defecar es otra manera de detectar problemas en su salud.
Si el pez se encuentra enfermo o estresado, existe una alta probabilidad de que esto afecte su alimentación; en algunos casos reduciendo su apetito, mientras que en otros el animal adquiere una fuerte desesperación por comer.
La defecación también ofrece pistas importantes sobre el propio cuidado que ha estado recibiendo y sobre su estado de salud. Si las heces resultan ser de un color claro o se ven demasiado gelatinosas, al animal podría tener parásitos intestinales u otra afección.
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