El drama humano que ha azotado a países como Irak o Siria nos ha encogido el corazón a todos. Cómo no nos va a conmover un drama que ha movilizado a cerca de 60 millones de personas desplazadas de sus hogares como consecuencia de las guerras y el terrorismo. Hablamos de la peor crisis de refugiados que tiene lugar tras la Segunda Guerra Mundial.
Difícilmente podremos borrar de la memoria imágenes tan tristes como las de los niños sin vida en las costas griegas…
A pesar del drama y tanto dolor, es posible sacar algunos resquicios positivos. Y es lo que queremos hacer hoy, contaros las historia de un gatito que, aunque no se puede comprar con la tragedia de todas esas personas, pensamos que puede ayudar a sensibilizarnos ante la situación de tanta gente obligada a dejarlo todo: su vida, su país, su hogar, su casa, sus familias… y también sus mascotas.
Al conocer la historia de este gato vimos claramente un halo de esperanza y prueba de que la buena fe de las personas puede devolver la sonrisa, especialmente a los niños.
Kundush, el gato refugiado que se ha convertido en héroe
Kundush es un joven gato blanco que vivía tranquilamente con su familia en Iraq… Hasta que la situación en Mosul se tornó demasiado complicada y los sangrientos y despiadados ataques de ISIS obligó a la familia abandonar el país para salvar la vida…
La familia no abandonó a Kunduch. A pesar de lo complicado e la situación, la familia, con sus cinco hijos, lo llevaron con ellos en ese complicado viaje que emprendieron. Kundush era un miembro más de la familia y no querían renunciar a él…
Todo marchó bien, al menos todo lo bien que pueden ir las cosas cuando estás haciendo un viaje de ese tipo y por esos motivos, hasta que la familia llegó a Turquía. Allí, la gran cantidad de gente desesperada, los empujones, las enormes colas y la desesperación provocaron que la familia perdiera a Kundush justo cuando estaban a punto de embarcar rumbo a la isla de Lesbos (Grecia).
La familia hizo todo lo posible por encontrarlo, pero no lo logró. Y Kundush, desorientado, sucio y hambriento llegó hasta el pueblo de Skala, donde otros refugiados decidieron cuidar de él porque sabían que era miembro de alguna familia que cada día pasaban por allí desesperadas en busca de un camino hacia una vida mejor.
Los refugiados no conocían su nombre, así que decidieron ponerle otro: Didas, que es el nombre griego del Dios Zeus. Y… prepárate, porque es ahora cuando comienza la magia.
Los voluntarios que atienden con dedicación a los refugiados, iniciaron una campaña para encontrar a la familia del gatito mien
tras lo atendía una familia adoptiva en Berlín que también soñaba con un reencuentro entre Kundush y su familia humana.
¿Lo lograron? Te preguntarás. ¡SÍ!
Un montón de gente se movilizó y hasta le crearon una perfil en Twitter y Facebook. ¡Bendito poder el de las redes sociales! Y es que cuando su familia humana llegú, 4 meses más tarde a Noruega, ¡descubrieron que Kundush estaba buscándoles!
Pero ahí no acaba lo maravilloso de esta historia. Ahora que le habían encontrado, Kundush debía hacer un largo viaje… De nuevo la voluntad de mucha gente lo hizo posible y de nuevo las redes sociales fueron una herramienta vital para lograrlo, ya que se creó una cmapaña para financiar el viaje y el cuidado de Kundush hasta Noruega. Se recaudaron casi 1.700 euros que permitieron a Kundush y a su familia reencontrarse.
El encuentro fue de lo más emotivo…