Cómo bañar a un gato y no morir en el intento

No solamente  los gatos persas necesitan cuidados específicos para su pelaje. Si queremos que nuestro gato, sea de la raza que sea, luzca sano, limpio y con un pelo brillante es necesario tener en cuenta algunos consejos, como bañarlo que es  algo que puede convertirse en una odisea si no se toman ciertas  precauciones.

Para poder realizar cuidados al gato será necesario acostumbrarlo al agua desde cachorro, de lo contrario será casi imposible que se deje lavar y peinar de adulto, cuando ya tiene una mayor independencia y ha adquirido sus hábitos. De hecho los gatos tienen su propia forma de aseo, que consiste en pasarse la lengua por el pelaje, operación que realizan dos o tres veces por día.

Poco gusto por el agua

En el caso de los gatos, el mito es cierto: el agua no es santo de su devoción. Por ello, cuando se le baña debe evitarse mojar la cabeza o que le entre agua o jabón en los ojos, de lo contrario será difícil repetir la operación. Mientras lo bañamos es necesario tratar al animal con cariño, hablándole suavemente con objeto de distraerlo.

Toallas y secador

El agua debe estar caliente, aproximadamente a unos 37 grados centígrados. Una vez limpio, hay que envolverlo en una toalla caliente y si hace frío, secarle el pelo con secador. Los gatos suelen asustarse y resistirse a estos procedimientos, por lo tanto, para evitar carreras y manchas por toda la casa, conviene cerrar la puerta del baño y vestirse con ropa que no importe estropear, pues el gato no repara en arañazos cuando se siente amenazado.

Un buen truco para acostumbrar a los gatos al baño es darle un premio al final del proceso.  De ese modo se sentirán recompensados y accederán de mejor gana  a someterse a un baño de vez en cuando. Eso sí, hay que tener en cuenta que no conviene bañarlos más de una vez por semana.