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Una de las características más distintivas de los perros es su ladrido. Con el logran transmitir sus preocupaciones y emociones, convirtiéndose en su medio de comunicación más valioso. Por esto mismo, existen cientos de razones por las que un perro ladra, pero este hábito tan natural para ellos puede llegar a chocar con el estilo de vida de sus compañeros humanos.
El problema surge cuando el perro, en vez de ladrar de forma ocasional por algún que otro incentivo, comienza a ladrar repetidamente y sin razón aparente. En estos casos, identificar la causa es lo principal para dar con una solución, pero las 4 ideas para que tu perro deje de ladrar dentro de casa pueden convertirse en un gran aliado para la persona.
1. Investigar e identificar las causas por las que un perro ladra
Conocer aquello que hace que un perro ladre es el primer paso para dar con una solución a los ladridos continuos y sin sentido. Si el dueño no sabe porque el perro está ladrando, no podrá reconocer cuando exista un problema o una causa real detrás de su acción.
Los perros ladran por estrés, ansiedad, soledad, miedo, aburrimiento, excitación, por felicidad y protección, entre muchas otras razones. Para comprenderlo y actuar de la forma más adecuada para la situación, primero hay que conocer más a fondo las causas.
2. Juegos y ejercicio
Un perro que redirige y canaliza su energía en elementos beneficiosos para su salud, será menos propenso a ladrar sin control. La actividad física es una parte fundamental en la vida de un can, y juega un rol activo en su comportamiento, salud, relaciones y emociones.
Un perro que no juega o no sale a caminar, tendrá más probabilidades de desarrollar comportamientos inadecuados o dañinos para su salud. Así como desarrollar estados de ánimo que pueden afectar a la larga su bienestar y que suelen manifestarse a través de los ladridos.
3. Redirigir su energía y atención
Entretener la mente de un perro, sobre todo cuando pasa mucho tiempo solo o es hiperactivo, es una de las formas más efectivas para evitar ciertos comportamientos. Las actividades que se realizan con juguetes interactivos como el Kong, o que ayudan a ejercitar la actividad metal del can, son aliadas valiosas que nunca deben faltar en su vida.
4. Refuerzo positivo
A la hora de educar o entrenar a un perro, el refuerzo positivo es lo primero que una persona debe tener en mente. Al contrario que con el refuerzo negativo, como lo son los gritos y golpes, el refuerzo positivo siempre da resultados favorables y que no dañan en ningún nivel al can.
Una vez que se han identificado las causas del ladrido, el dueño deberá encontrar la estrategia más adecuada para dar una solución al problema, y el uso de caricias, premios y gestos, serán las herramientas que le permitirán lograr su objetivo.
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